Las piedras naturales son el resultado de procesos mineralógicos gestados en el seno de la madre Tierra. Poseen toda su vibración y energía por lo que al usarlas nos nutrimos de sus propiedades.
Las piedras naturales que tienen las condiciones naturales adecuadas para elaborar joyas se las llama gemas. Por ello “calidad gema”, es una clasificación que se realiza en las piedras naturales dada por su procedencia, lugar de origen, que define la mejor calidad en el ámbito de su pureza y color.
La pureza es lo que en términos gemológicos, clasificamos como inclusiones, todo mineral que crece naturalmente en la gema. Existen inclusiones líquidas, compuestas de agua y sólidas, de pequeños cristales de minerales que crecen naturalmente dentro de ellas.
Cuando analizamos una piedra para saber si es natural, lo importante es buscar estas inclusiones dentro de ellas, ya que si no las tienen es muy posible que sea un plástico, vidrio o resina sintética.
Las perlas son gemas orgánicas, sus protuberancias, son pequeñas deformaciones naturales que componen su rugosidad y textura.
Para poder saber si una perla es natural o de cultivo, debemos hacerle una radiografía, donde se ve una zona central más oscura llamada núcleo.
En las perlas naturales, el molusco genera una sustancia nacarada cuando naturalmente en el mar se le introduce un organismo extraño dentro de él. Este nácar envuelve a esa arenisca o parásito, generando un centro circular alrededor de él en forma de quiste, provocando el núcleo.
Un año demora en orbitar cada uno de esos círculos, agregando una capa circular por año a la anterior, como ejemplo una perla de 7mm, equivalen a 7 años en su formación.
Las perlas llamadas de cultivo, se les introduce en el molusco esferas de madreperla, en cuyo alrededor se le depositan capas concéntricas de nácar. Se las colocan en pequeñas celdillas, que se introducen en el mar.
Al igual que en las piedras naturales en las perlas naturales y cultivadas, buscamos esa irregularidad que las caracteriza, ellas son señales de la obra realizada por la naturaleza en su creación.
Las gemas son el ingrediente mágico que se encuentra en cada joya. Ellas tienen vida propia, nos aportan energía, vibración y color.
Por ello la joyería es un sentimiento, una emoción, un deseo, es nuestra segunda piel.
Embellece nuestro cuerpo y nutre nuestra alma.